Imágenes Marcadoras y el Valor de la Visión
"Coreografía Crepuscular" | Londres, Inglaterra (2015)
Si echo un vistazo a mi portafolio, puedo encontrar algo significativo en cada imagen; de lo contrario, no estaría ahí. Pero algunas fotografías destacan sobre las demás. Son puntos de referencia en mi viaje, marcan un punto de inflexión o la consolidación de una nueva fase en mi desarrollo. Las llamo mis "imágenes marcadoras". En mi anterior post, escribí sobre una. He aquí otra.
Ésta fue tomada hace una década durante un viaje de negocios a Londres, seis años antes de "Entrelazado en Musgo y Niebla". Apenas recuerdo los detalles de negocio de aquel viaje, pero las circunstancias en las que se tomó esta imagen son muy claras. Ese contraste, creo, dice algo sobre el valor de perseguir una pasión frente a limitarse a hacer un trabajo.
Desde el momento en que se confirmó el viaje, supe que quería llevar mi equipo fotográfico. Exploré los alrededores de nuestro hotel y los lugares de reunión con Google Maps, buscando puntos de interés. Uno en concreto me llamó la atención: La estatua de David Wynne Niña con un Delfín (1973). Es un sujeto muy conocido, fotografiado innumerables veces, lo que algunos fotógrafos llaman un "centro de atracción".
En las redes sociales se oyen muchas opiniones sobre estos lugares. Algunos los descartan por completo; otros sugieren "sacárselos de encima" antes de buscar tu propio ángulo. En aquel momento, yo aún estaba desarrollando mis habilidades y no veía nada malo en ponerme a prueba con un tema icónico. Sigo sin verlo. Mi creencia entonces, como ahora, es simple: sigue lo que te atrae, independientemente de su popularidad o de las opiniones de los demás.
Imagen de Prueba | Tomada dos horas antes de "Coreografía Crepuscular"
Llegamos a Londres a mediodía y nos pusimos a trabajar de inmediato. Al día siguiente por la tarde, una vez terminadas las reuniones, me dispuse a visitar los lugares que había elegido. En St. Katharine's Way, rodeé la fuente, experimentando con perspectivas antes de decidirme - sí - por la composición clásica. Las tomas de prueba eran prometedoras, pero el bajo contraste resultante del sol poniente era demasiado notorio. Marqué la posición de mi trípode, observé la luz y seguí adelante.
Dos horas más tarde, volví para encontrar a otro fotógrafo en mi mismo lugar. ¡Ay!. Pero en lugar de verlo como un obstáculo, me adapté. Me desplacé ligeramente, me mantuve fuera de su camino e, inesperadamente, me beneficié de su presencia. Su flash me sirvió de luz de relleno que yo aún no tenía y, calculando el tiempo con cuidado, la incorporé a mi toma.
Esta imagen no es casual. Fue el resultado de visión, planificación y preparación: exploración virtual, evaluación sobre el terreno y paciencia para esperar el momento oportuno. Reforzó una lección que conservo hasta hoy: tener una visión clara y prepararse bien aumenta enormemente las probabilidades de éxito.
Eso no significa que la espontaneidad no sea valiosa. La mayoría de mis fotografías favoritas proceden de momentos no planificados. Pero en este caso, la planificación no solo valió la pena, sino que convirtió un "centro de atracción" en un hito personal.